Papado e islam

or160624100655_001166-800x533Un periodista, haciendo referencia al asesinato del sacerdote Jacques Hamel por terroristas mientras celebraba misa en Francia, preguntó a Bergoglio: «¿Por qué cuando usted habla de estos eventos violentos habla siempre de terroristas pero nunca de islam, nunca utiliza la palabra islam?», a lo que el papa respondió que no le gusta hablar de violencia islámica, «porque todos los días cuando leo los diarios, veo violencia, aquí en Italia, alguien que mata a la novia, otro que mata a la suegra. Y estos son católicos bautizados, son católicos violentos». Y añadió que si habla «de violencia islámica, debo hablar de violencia católica y no, los islámicos no todos son violentos, no todos los católicos son violentos» y que «no es justo identificar al islam con la violencia» (Zenit, 1.8.16).

La comparación que establece Bergoglio no es acertada, porque cuando un católico mata a su novia o su suegra nunca lo hace invocando su fe; pero sí es positivo su intento de no estigmatizar a los musulmanes en una época en que crece la islamofobia. Aunque muchos consideran que Francisco está revolucionando su iglesia, un análisis de sus líneas de pensamiento y acción indican lo contrario (ver nuestra serie de artículos sobre el tema). Pero hay que reconocer que en el tema del islam el enfoque de Francisco difiere del de su predecesor (quien pronunció aquellas famosas y explosivas declaraciones sobre Mahoma y la violencia en Ratisbona), y sin duda muchos musulmanes lo agradecerán.

Ahora bien, tratándose del papado, no hay que descartar que este giro pueda ser también un instrumento para seducir a los musulmanes, al estilo de los guiños que Bergoglio viene haciendo a los sectores progresistas, con gran éxito. El papado suele actuar mediante la técnica del palo y la zanahoria (y de hecho cuenta con “palos” como el cardenal Burke). No se olvide que el propio Ratzinger, paradójicamente, al final logró con sus declaraciones un efecto de atracción de los líderes musulmanes. @SItunberri / LEx



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